Sobre amar, sobre el amor

14/02/2018 | carlosgoga | bliss-u, sexualidad | No hay comentarios

Durante años, he jugado con mí entender del amor y lo he querido poner en práctica. Al menos, siento que lo he hecho lo mejor que he podido en cada situación. Esto me alivia. Los desencuentros son torpezas o limitaciones. Esto lo sé. No me considero un artista del amor. Sigo aprendiz del amor. Mi intención de practicar “amar” no es otra que mi intención de “aprender a amar”. Sigo en mi reconocimiento de que aún no sé amar. O de que la manera que he tenido de amar no me gusta y no me ha conducido a las relaciones que anhelo cultivar.

Quiero aprender un amar diferente. Siento este el momento de cosechar algunos frutos. Aunque resulten frutos amargos y desagradables.

Amar es conocer, cuidar, respetar y responsabilizarse. ¿Puedo amar cuando no conozco? ¿Es la confianza una manifestación del amor que se da cuando no se conoce? ¿Puedo alimentar el amor cuando se niega la oportunidad para conocer, cuando se niega el tiempo que permite conocer, cuando se niega la comunicación que permite el tiempo que permite conocer? ¿Puedo amar sin cuidar, sin ayudar allí donde sé que puedo ayudar? ¿Puedo amar no atendiendo el sentir de necesidad que percibo en el ser amado? ¿Es todo esto el COMPROMISO?

Amar es ofrecer presencia, palabras de elogio y reconocimiento, regalos desinteresados, actos de servicio y contacto físico. ¿Puedo ofrecer ilimitadamente sin generar expectativa de que algún día también recibiré? ¿Puedo amar ofreciendo cuándo lo que ofrezco no es recibido, o cuando se recibe con resistencia? ¿Puedo ofrecer amor sin imponer amor?  ¿Puedo llamarlo amor cuando el acto de ofrecer se interrumpe una y otra vez? ¿Puedo llamarlo amor si se percibe un desequilibrio? ¿Es amor cuando el amar ofreciendo alimenta un rechazar? ¿Puedo amar sin contacto físico? ¿Existe la GENEROSIDAD ilimitada?

Amar es bañar la relación con la intención de la benevolencia y de la compasión, con un desear felicidad y desear aliviar el sufrimiento. ¿Puedo amar cuando hay muros que bloquean la intención, cuando aparecen distancias que impiden la intención?

Amar es instalarse en ese estado emocional que invita a vivir plenamente, sin límites, mezcla sostenida aunque imperfecta de alegría, ira y curiosidad, en una neutralidad de sentir que también permite y da cabida al sentir de la tristeza, el miedo y el asco. ¿Sigo amando cuando el equilibrio se rompe porque aparece una ira fuerte ansiando atravesar las resistencias? ¿Sigo amando si entro en la tristeza-miedo-asco?

Amar es ofrecer sin imponer. Amar es pedir sin exigir. Amar es elegir sin obligar, sin violentar. Amar es agradecer sin endeudar.

Amar es abrirse del todo. Abrir la mente para escuchar lo que es difícil escuchar y aceptarlo sin enjuiciar. Abrir el corazón para recibir el sentir del otro y poder empatizar. Abrir la voluntad para acomodar la acción del otro y buscar aunar y cambiar.

Amar es alejarse del juicio, evitar enjuiciar y aceptar lo que venga, lo que es, con plena consciencia de que eso que viene puedo no gustarme, o puede despertar en mí un sentir que regurgite del pasado y que se me manifieste incómodo y doloroso, aunque bien sé que no corresponden al momento presente y que en nada ayuda a cultivar mi  voluntad de amar.

Y dentro de ese todo, lo siento especial, quizás por las muchas veces repetido, abrir el corazón y mantenerlo abierto aunque sangre, que es otra manera de elegir mantener el corazón abierto, mantenerse presente de ser, aunque asome el dolor del no saber, del sentirse rechazado, del saberse impedido en la intención. ¿Dónde está mi límite al dolor? ¿Existe una colisión entre el amor a mí mismo, a uno mismo, que también elijo cuidarme y huir de mi dolor, y ese amor al otro que se manifiesta como dolor del corazón abierto y sangrante? ¿Dónde está el equilibrio entre el amor a uno mismo y el amor al otro?

Amar es atravesar los miedos íntimos que me empequeñecen y me bloquean. Amar es trascender el miedo a ser excluido cuando las situaciones no me incluyen. Amar es trascender el miedo a ser humillado cuando las situaciones no me permiten manifestar capacidad o libertad. Amar es trascender el miedo a ser rechazado cuando las situaciones no me permiten recibir o sentir la aceptación.

Amar es elegir alimentar el lobo blanco y dejar dormitando al lobo negro ¿Son amor los aullidos del lobo negro?

Amar es elegir el corazón, comprometerme con la co-razón, persistir en llegar a las razones de dos y trascender las razones propias.

Amar es alejarse de la energía de propiedad y de control del “querer” tradicional y abrazar otra energía, la del “amor” que permite volar libremente.

Amar es irradiar vida, ofrecer lo mejor de la vida en cada situación, anteponer el perdón a la falta, la fe a la duda, la esperanza a la desesperación, la alegría a la tristeza, la luz a la oscuridad. Amar es consolar y no querer ser consolado, entender y no querer ser entendido. Amar es elegir el amor al odio. Amar es dar sintiendo que recibes, perdonar sintiendo que eres perdonado, renunciar a vivir sintiendo que renaces en el vivir del otro. Amar es comprometerse con amar y no buscar ser amado.

Amar es abrirse al enamoramiento, adentrarse en el amor romántico y florecer con el amor maduro. ¿Puedo amar cuando se interrumpe el proceso del amor?

¡Qué bien reconozco que mi voluntad de amar se resbala y me deslizo hacia un afecto adictivo y un amor condicionado! ¡Cómo reconozco que, torpezas del camino, tropiezo en el rencor y la hostilidad!

¿Cómo encajo el “deseo” o el “anhelo” de “estar” con la persona amada? ¿Cómo encajo la reacción física “excepcional” que se manifiesta ante su simple presencia?

¿Es amar un verbo de dos sujetos, como bailar y como pelear? ¿Puedo amar desde la libertad individual? ¿O necesito del permiso, la complicidad y la participación del otro para amar de verdad? ¿Es una ilusión “elegir amar” cuando el otro no quiere ser amado? ¿Es no querer o no saber? ¿Es amar una gesta imposible, quizás de una dificultad tal que se acerca a lo imposible?

Dije que busco un amor donde uno y uno resulten en tres, donde la unión de dos permita crecer hasta tres y se mantenga el uno que es él, el uno que es ella y el uno que es la relación elegida ¿Es esto un anteponer la libertad al amar?

Dije que busco un amor sin límites ni condiciones preconcebidas, donde las situaciones del pasado no condicionen el presente ni el futuro. Sin embargo, veo mis patrones y me confunde lo que fue y lo que creo que es. ¿Es libertad elegir quedarse cuando hay una relación de pareja, o es una reacción, un querer hacer distinto porque muchas veces antes elegí irme? ¿Es libertad elegir no atender a diferencias de edad, o es una reacción, otra reacción, otro querer hacer distinto porque antes siempre estuve condicionado por las diferencias de edad? ¿Es libertad elegir no atender a estilos de vida, o es una reacción, otra reacción más, otro querer hacer distinto porque antes siempre busqué estilos de vida “amigables”?

El sentir de amor turba mis sentidos y me confunde en la realidad de la relación, impidiéndome ver la secuencia de negaciones de amor y, sin embargo, amplificando y magnificando detalles y anécdotas que lo reafirman. De alguna manera, creo que el sentir de amor invierte el ratio 3:1 que dice que se necesitan tres afirmaciones para equilibrar una negación (y que en las parejas dicen que es de 5:1). Yo veo una afirmación y oculto unas cuantas negaciones.

De la misma manera, el sentir de amor me turba y hace que entienda fragilidad en el ser amado, magnificando una ilusoria capacidad de proteger. En verdad, sé que no hay debilidad.

¿Cuánto de esta reflexión corresponde a una voluntad de entender un amar diferente, más sano y poderoso, y cuánto corresponde a un simple enjuagar mental del mal sentir que puede deja el desamor? ¿Existe tal cosa como entregar amor pero sentir desamor?

Y en todo esto, ¿qué rol juegan la fidelidad y los celos? ¿Están en mí? ¿Son parte de mí amar? ¿Tengo algo que aprender por su ausencia? ¿O es presencia no reconocida?