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Blog de Carlos Goga

O transformación digital, o nada

13/02/2018 | | nuevas tecnologías, otra economía | No hay comentarios

Durante las fiestas de año nuevo, la fuente de alimentación de mi ordenador SAMSUNG empezó a fallar hasta que dejó de funcionar el mismo día 6 de enero. Y sin fuente de alimentación, no hay manera de utilizar el ordenador, así que el momento revestía urgencia e importancia. La situación me pilló en Portugal, en una pequeña ciudad. Intenté encontrar una fuenta de alimentación nueva, pero nada conseguí. Aún recuerdo cómo llovía aquella tarde y lo empadado que acabé. Visité tres tiendas de informática, pero nada. «Menos mal que a mi regreso a Valencia paso por Madrid», pensé.

Una vez en Madrid, paré en el MediaMarkt de Alcorcón. Después de mucho preguntar y varias pruebas, resolvimos que no tenían. Mi ordenador es lo suficientemente rato (¡para ellos, claro, no para mi!) como para funcionase con alguna de las fuentes de alimentación «universales» que venden.

Seguí el peregrinaje. Busqué en google y encontré varios servicios técnicos de SAMSUNG. Me dirigí al primero y resultó que sólo reparan, no venden piezas. Me dirigí al segundo y me dijeron que si, que ellos deberían tener un respuesto, pero que no, que no lo tenían. Su propuesta de solución fue solicitar la fuente de alimentación y esperar a que la enviasen.

«¿Solicitar a dónde?», pregunté.

«A Holanda. Allí está nuestro almacén europeo. Allí la tienen y nos la envían rápido», contestaron.

«¿Tengo alguna otra opción?», pregunté «Necesito el ordenador para trabajar?».

Su respuesta fue contundente. «No. La única opción es que la pidamos nosotros y te la envíen directamente a casa. Tardará cinco días, así que la tendrás quizás el viernes, quizás el lunes siguiente».

«¿Cuánto me cuesta?»

«Entre fuente de alimentación y gastos de envío, el total asciende a 96 euros. Los gastos de envío serán 14 más IVA».

En aquel momento, mi mejor opción fue resignarme, aceptar y pagar. Sin lugar a dudas, mi cabeza no dejaba de hacer preguntas. ¿Cómo es posible que en Madrid, capital de España, el servicio oficial de SAMSUNG no tenga recambio? ¿Cómo es posible que tarde entre 5 y 7 días en llegar? ¿Cómo es posible que me cueste 96 euros la broma? ¿Qué voy a hacer entre 5-7 días sin ordenador? ¿No trabajo? ¿Me compro uno nuevo? ¿Tengo alguna alternativa que explorar?

Esta última pregunta me resonó de inmediado. No las tiendas de informática, no MediaMarkt, no el servicio técnico oficial de SAMSUNG, pero ¿y Amazon? ¿Encontraré algo en Amazon?

Fue a buscar a un amigo y le pedí conectarme a Internet desde su ordenador. Me metí en Amazon, realicé un par de búsquedas y… uala! ahí estaba. Una fuente de alimentación de la marca LAVOLTA con un precio de 16,88 euros, bajo el servicio Amazon Premium, que se traduce en entrega en menos de 24 horas y gastos de envío gratis. Así que la compré.

¿El resultado?

  • La fuente de alimentación comprada en Amazon me llegó el día siguiente, el 9 de enero de 2018, a la oficina de mi amigo, después de haber dedicado escasos 5 minutos delante de su ordenador y haber pagado 16,88 euros. La factura me la entregaron en PDF.
  • La fuente de alimentación comprada al servicio oficial de SAMSUNG me ha llegado hoy, el día 13 de febrero de 2017, a mi casa en Valencia, después de haber pasado casi 90 minutos en el servicio oficial y haber pagado 96 euros. La factura me la han entregado en papel y tengo que escanearla.

Si este fuese un encuentro deportivo, Amazon ha ganado por goleada. Más fácil, más rápido, más barato y más cómodo. Ni más ni menos, que Amazon 4 – Samsung 0. El resultado es tan evidente que asusta que las maneras tradicionales de hacer no se adapten. Con estas diferencias de servicios, es absolutamente entendible que los negocios tradicionales que aún viven de espaldas al momento actual cierren y cierren y cierren, con el coste social y económico que eso supone.

En la mayoría de los cursos que ofrezco hablo de transformación digital. Hoy comparto un buen ejemplo de la importancia que tiene. Si César Borgia dijo «O Cesar, o nada», me apalanco en su afirmación y parafraseo: «O transformación digital, o nada».

 

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