El elefante en la oscuridad
01/10/2011 | carlosgoga | cambio, educación | No hay comentarios
Un indio llevó su elefante a una feria de un pueblo para exhibirlo. En ese pueblo, nunca habían visto un elefante. Ni siquiera podían imaginarse como sería aquel gran animal. Como era de noche, el indio dejó su animal en el establo y se fue a dormir.
Un grupo de jóvenes curiosos, que no podía esperar hasta que empezase la exhibición, fue al establo para ver al animal. Pero estaba muy oscuro y no había luz alguna. La única manera que tenían para hacerse una idea de cómo era aquel animal desconocido era a través del tacto, tocándolo con las manos. Así fue como, en completa oscuridad, se acercaron al animal y empezaron a palparlo una y otra vez.
Cada uno se hizo una idea específica del animal a partir de su propia percepción y su propia experiencia. Salieron del establo y se sentaron alrededor de una piedra. Empezaron a contar cómo se imaginaban que era el elefante.
El que había tocado la pata, imagino al elefante como una gran columna.
Otro, que había tocado su lomo, definió al elefante como una pequeña montaña.
El tercero, que había tocado su oreja, lo describió como una enorme mariposa.
El cuarto, que había tocado la trompa, estaba convencido de que aquel extraño animal era muy parecido a una serpiente.
El día siguiente, cuando por fin vieron el elefante a la luz del día, se dieron cuenta de la hermosura del elefante y de cómo se habían equivocado. La percepción parcial, la experiencia de cada uno de ellos, era verdadera. Sin embargo, todo lo que dijeron sobre el elefante, en su definición, era falso. Todos se equivocaron porque ninguno consiguió una imagen completa de lo que realmente era un elefante.
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