Mi «nuevo yo» en esta «nueva normalidad»
26/05/2020 | carlosgoga | cambio, English, experiencias | No hay comentarios
Eso que llaman la «nueva normalidad» nos ha llegado, sin excepción, a todos y cada uno, con independencia de cómo hemos vivido estas últimas semanas o lo qué opinemos sobre el corona-virus, el gobierno o el resto de nosotros (la ciudadanía).
Esta «nueva normalidad» tiene algunas características directas e íntimas que facilita reconocer como el «nuevo yo» y que agrupo en dos «novedades fuera» y dos «novedades dentro».
Las novedades fuera (de ahí, F1 y F2) son las siguientes:
F1. una exigencia de DISTANCIA SOCIAL y la correspondiente obligatoriedad de llevar MASCARILLA cuando no es factible;
F2. una recomendación generalizada de NO TOCAR y de mantener una HIGIENE estricta;
Las novedades dentro (de ahí, D1 y D2) son estas:
D1. una exposición permanente a la CONFUSIÓN y a la FALTA DE COHERENCIA;
D2. una TORMENTA EMOCIONAL continua que a veces me arrastra al sufrimiento y la angustia, a veces a estados de alerta y tensión.
A partir de aquí, es fácil empezar a anticipar como este «nuevo yo» entra en el kaos, en la incertidumbre y/o en el conflicto cuando, en cualquier situación del día a día, se encuentra con el pasado y casi, sin darse cuenta, entra en «piloto automático» y siente el empuje espontáneo, la inercia interior de actuar como siempre lo ha hecho. O sea, de actuar como el «antiguo yo».
Dicho de otra manera, «Yo soy obligatoriamente nuevo» pero todo lo que me rodea y todo lo que hago aparenta espontáneamente «viejo y antiguo». Da igual lo que digan en el telediario o lo que lea en facebook; la realidad es que lo «antiguo» se antoja muy normal y cuando me relajo y me despisto, sin darme cuenta, me regurgita mi «antiguo yo» y me nace hacer lo de siempre.
Y si piensas conmigo, reconocerás que así, de repente, a golpe de telediario, la manera «normal» de todo ya es «antigua» porque nada de lo que siempre has hecho lo puedes hacer igual y ahora lo tienes que hacer todo de una manera nueva. Así pues, el «nuevo yo» que lleva encima el F1 y el F2 anterior parece que vive en lo «antiguo» y esto despierta D1 y D2: «antiguas» situaciones como ir a comprar; «antiguos» lugares como la casa de mis padres; «antiguas» relaciones como re-encontrarme con los amigos; «antiguas» rutinas como salir a pasear; y «antiguos» hábitos como llevar gafas de sol. Todo, de repente todo requiere un «nuevo esto», un «nuevo aquello», un «nuevo lo otro»…
Claro, ¿cómo no vamos a estar confundidos y en continua tormenta emocional? Cuando entro en piloto automático, se me olvida F1 y F2; luego, me doy cuenta y me siento fatal y culpable… o sea, D1-D2 en solitario. Cuando estoy pendiente del «nuevo yo», entonces mantengo la distancia y niego el contacto, o sea, hago F1 y F2 pero entonces voy en contra de lo más básico de la naturaleza humana, también me siento fatal y D1-D2 en solitario de nuevo. Por otro lado, cuando es otro el que entra en piloto automático y se olvida de su F1 y F2 …. resulta que reacciono D1 y D2, pero ahora de rebote. Vamos, que mi D1-D2 dependen no sólo de mi, sino también del otro ¡Ni que decir cómo es cuando en lugar de hablar de sólo 2 personas resulta que hablamos de un gran grupo de 10 ó de 20 personas!
Como si esto no fuese ya suficiente, la situación se manifiesta infinitamente compleja y agravada porque cada uno de nosotros entendemos F1 y F2 diferente, y también experimentamos D1 y D2 diferente. Tanto es así que sin darnos cuenta adoptamos un «posicionamiento individual» en lo relativo al corona-virus, que en realidad es a nuestra experiencia F1-F2-D1-D2 de lo que estamos viviendo, y lo hacemos íntimamente nuestro. Así, unos se sienten «oficialistas«, totalmente alineados con el discurso oficial. Otros, sin embargo, se posicionan «fundamentalistas» porque prefieren más y más duro y más tiempo. Algunos aparentan «relativistas«, siempre haciendo una lectura parcial, cómoda e interesada del contexto, de yo, del otro. Incluso están los que desafían cualquier forma de orden o regla nueva y aparentan «anarquistas«.
Y así, sin casi quererlo y sin ser conscientes de ello, espontáneamente, sin apenas darnos cuenta, cogemos nuestro «posicionamiento individual», nuestra combinación personal de F1-F2-D1-D2 y lo extrapolamos a lo bruto, en un ejercicio de confrontamiento con el otro, generalizando a diestra y siniestra en todo lo que rodea al corona-virus, al gobierno y al resto de nosotros.
El resto ya te lo imaginas porque los has visto y seguramente experimentado. Este gran baile inconsciente de millones de F1-F2-D1-D2 es el gran caldo de cultivo de los policías de balcón, el radicalismo político y las teorías de la conspiración.
Y si, he elegido hablar de F1-F2-D1-D2 para que la confusión y dificultad al leer este artículo se sincronice con la verdadera confusión y dificultad, la que estamos viviendo y la que incómodamente se está instalando en nuestras vidas.
Llegado hasta aquí, la pregunta fácil es ¿qué puedo hacer? ¿cómo integro mejor este «nuevo yo» en mi «nueva normalidad»? Reconociendo que no hay recetas ni varitas mágicas, lo mejor que te ofrezco es PRACTICAR una y otra vez los siguientes cuatro pasos, estos que enuncio como un nuevo 1-2-3-4 para que resulten fáciles y de utilidad:
1. permitirte parar ante lo nuevo, sea lo nuevo en ti y/o lo nuevo en el otro, y respirar mientras lo observas;
2. observa lo nuevo y conecta voluntariamente con un sentir de curiosidad y de amabilidad, evitando caer en la descalificación y el juicio fácil hacia lo diferente;
3. reconoce lo común y novedoso de la experiencia que todos y cada uno de nosotros estamos viviendo, esos F1-F2-D1-D2 que ahora ya conoces;
4. elige maneras que ayuden al momento presente y que eviten el conflicto y el enfrentamiento fácil (entendiendo por «maneras» una combinación de F1-F2-D1-D2 cómoda y armoniosa).
PS: Mi «nuevo yo» te sonríe y te saluda 🙂