La Renta Básica Universal: un tema de reflexión y de decisión (parte 2)
29/12/2014 | carlosgoga | cambio, clase creativa, otra economía | 4 Comentarios
Hace unos meses escribí un primer post sobre la renta básica universal. Entonces, di respuesta a la primera de las dos grandes preguntas a las que me enfrenté cuando decidí implantar la renta básica universal en #lovetopía. Ahora, te ofrezco mi respuesta a la segunda gran pregunta:
¿Es la renta básica universal algo económicamente viable e implantable en nuestra sociedad?
La respuesta a esta pregunta tiene mucho que ver con la concepción de nuestra sociedad y cómo nos aproximamos a ella.
Quienes entienden la sociedad como un sistema simple, de relaciones causa-efecto sencillas, convierten la pregunta anterior en una simple partida de gastos adicional para el Estado y dicen… ¿Puede el Estado pagar una renta ADICIONAL a todos y cada uno de los ciudadanos? ¿De dónde sacará ese dinero ADICIONAL sino es de MÁS impuestos? ¿Sobre quién recaerán esos NUEVOS impuestos? ¿Cabe un concepto NUEVO como la RENTA BASICA UNIVERSAL en los Presupuestos Generales del Estado? Y ya está. No hacen más preguntas sino que se quedan con esto. Y a partir de aquí, economistas de-un-mundo-simple sacan sus calculadoras (que no sus hojas de Excel) y sus teorías simples y empiezan a hacer números y, con ellos, aparecen todo tipo de estallidos de euforia o de decepción. Como economista formado en la Universidad española, no me extraña este comportamiento. ¡Toda la economía la estudiamos bajo el concepto «Ceteris paribus», que significa algo así como «esto es lo que pasará si nada más cambia»!
Pero, ojo, nuestra sociedad no es un sistema tan simple. Sino todo lo contrario, nuestra sociedad es un sistema complejo en lo que todo está interrelacionado y todo cambia. O en el que todo puede cambiarse y acabará cambiándose.
Implantar la renta básica universal, esa que trasciende y disuelve el «trabajo clásico», requiere modificar una parte sustancial de los mecanismos que operan en nuestra sociedad. Y esto, a mi entender, es una noticia excelente, especialmente porque hay que empezar cambiando aquellos mecanismos sociales que manifiestamente, uno tras otro, están demostrando que no funcionan o que funcionan en sentido contrario al deseado y esperado por la mayoría de nosotros.
Empiezo enumerando los cambios que hay que abordar para conseguir una introducción de la renta básica universal exitosa, alineada con su objetivo:
- hay que cambiar el sistema de pensiones, de viudedad, de becas, asistencial y de prestaciones (y subsidios) al desempleo, porque la renta básica universal absorbe todas las transferencias del estado a las (mal llamadas) «clases pasivas»;
- hay que cambiar el sistema fiscal, porque la renta básica universal requiere de un sistema tributario realmente progresivo, donde el que más tiene más paga, en verdadera consonancia con nuestra Constitución y con el sentido común más básico;
- hay que cambiar el mercado de la vivienda y el sistema hipotecario, así como los mercados de la energía (electricidad y gas) y telecomunicaciones (internet) porque la renta básica universal requiere tapar esos sumideros regulados, bien negros, que acaban absorbiendo cualquier mejora de la renta disponible de las personas;
- hay que cambiar el mercado de trabajo, porque la renta básica universal disuelve los conceptos tradicionales de «empleo», «desempleo», «contrato», «jubilación» y «jornada de trabajo», y demanda otros nuevos como el «salario mínimo por hora», sobre todo porque no deseamos que la renta básica universal sea absorbida por las grandes empresas a modo de sueldos basura y beneficios (más) faraónicos.
Y esto, que parece mucho, tampoco es tanto. Y prisa, lo que se dice prisa, prisa tampoco tenemos. Así que es algo que podemos ir haciendo poco a poco sin olvidar que el objetivo final, el objetivo del corazón, es que todas las personas, con independencia de su condición, disfruten de unos ingresos ciertos de por vida que les permitan disfrutar de un vivir digno y libre.
Pero en el medio plazo, tendremos que redefinir otras partes de la sociedad que también beben del concepto clásico del trabajo:
- tendremos que cambiar el sistema empresarial y las dinámicas organizativas y de gestión, porque la jerarquía «del ordeno y mando porque sino te pongo de patitas en la calle» dejará de funcionar;
- tendremos que cambiar el sistema educativo, porque esta orientación actual de colegios y universidades para que nuestros hijos e hijas elijan una formación «que tenga posibilidades de empleo» se manifestará irracional;
- tendremos que cambiar el sistema financiero, porque la presión constante de ahorrar para un futuro peor desaparecerá y las personas querrán optar por canalizar sus excedentes de dinero en direcciones más alineadas con la realidad social del momento (por ejemplo, a financiar nuevos proyectos científicos, artísticos o empresariales).
Aunque todo lo anterior quizás se manifieste demasiado amplio y hetereo como para ofrecer una respuesta más concreta a nuestra segunda pregunta: ¿es algo económicamente implantable en nuestra sociedad?
Todo el proceso de reflexión que me ha supuesto la escritura de #lovetopía me lleva a concluir con un sí rotundo. El camino que he seguido es el siguiente:
- absorción por la renta básica universal de todas las transferencias del estado (pensiones de jubilación, viudedad, horfandad, minusvalía, becas, prestaciones y subsidios por desempleo, subvenciones y ayudas varias, etc)
- reforma «de abajo a arriba» del sistema tributario y de la seguridad social, simplificándolo y limitándolo a tres impuestos: un impuesto sobre el consumo (o IVA), un impuesto sobre el beneficio (o IS) y un impuesto sobre herencias; desaparecen, por tanto, todos los impuestos sobre el trabajo (entiéndase IRPF o cotizaciones a la Seguridad Social).
Como pistas, considero oportuno añadir algunos aspectos sustanciales:
- el nuevo tipo de IVA debe ser tal que absorba toda la recaudación del IRPF y de las cotizaciones a la Seguridad Social, y el importe de la renta básica universal debe ser tal que añada progresividad real al sistema fiscal. En esta línea, es importante destacar que la velocidad de circulación del dinero es bien distinta en el consumo que en el trabajo, por lo que la frecuencia de recaudación del IVA frente a otros impuestos puede (y debe) ser determinante.
- el nuevo impuesto de beneficios (o impuesto de sociedades) debe alinearse con el bien común, de manera que premie a aquellas empresas que contribuyen al bienestar económico, social, cultural y medioambiental y penalice a aquellas empresas que «sólo» buscan el beneficio económico.
- el impuesto de herencia ofrece un mensaje claro de que lo importante es el aquí y el ahora, que padres y madres deben centrarse en sus vidas y no condicionar la de sus hijos e hijas con imposiciones económicas o patrimoniales.
Por supuesto, esto no es todo. Por mi parte, he necesitado escribir una novela como #lovetopía. EL NUEVO MUNDO QUE LLEVAMOS EN EL CORAZÓN para explicar con más detalle los efectos sobre las personas y sobre la sociedad de la implantación de la renta básica universal. Y sobre todo, de la asimilación individual y colectiva de los conceptos «trabajocreatividad + trabajoamor + trabajosocialización». Te invito a acercarte y leerla. Si por alguna de aquellas no puedes o no quieres comprarla, basta con que me escribas y te la haré llegar en formato electrónico por e-mail.
Etiquetas: cambio, clase creativa, crisis, empresario, lovetopía, nuevo trabajo, oportunidad, políticos, RBU, renta básica, transparencia
4 Comentarios
mitcoes on enero 29th, 2015
A mi me parece retrógrado subsidiar a las amas de casa y peligroso subsidiar a los estudiantes para sus juergas (becas de matriculación libros y estancias excluidos).
Más aún caundo se incumple el derecho humando de lso arts 23 y 25 del derecho a un seguro de desempleo (renta básica sólo para desempleados) que resolvería el principal problema, sin crear nuevos,y sería fácilmente financiable, no sería un experimento nada necesario en estos momentos como al RBU, y seŕia irrebatible por los rivales electorales.
Todo eso sin que tras un reparto del trabajo y con una mejora del salario medio, o al menos recuperar el anterior a la crisis, y empezando en una provincia media como experimento MUNDIAL para hacer esos ajustes, que son muchos en el sistema, tras comprobar su éxito (o no) implantarlo poco a poco en el resto del territori.
Desde luego nunca como una propuesta que tiene todos los visos de fracasar aplicada en estas circunstancias de profunda depresión, y con un paro registrado de un 25% al que hay que sumar emigrados y sobre todo sobre un 15% de desincentivados, sería casi como empezar la casa por el tejado.
Y nunca ha visto que se considere progresista incentivar la bajada de la tasa de actividad femenina que a buen seguro esta RBU conseguiría.
carlosgoga on enero 29th, 2015
Gracias por comentar. Son muchas las cosas que introduces en el comentario. Sólo sé decir que hay tres maneras de leer. La primera es leer para verificar lo que uno cree cierto y reconfirmar; lo llaman downloading. La segunda es leer para encontrar las diferencias entre lo que uno cree cierto y lo que el otro propone y así, ampliar puntos de vista: lo llaman seeing. La tercera es leer para entender lo que el otro quiere decir y empatizar con sus intenciones: lo llaman sensing. Te invito a leer no para confirmar lo que crees, sino para ampliar. La RBU no es un subsidio, es una relación entre el gobierno y el ciudadano radicalmente nueva. Sólo puede entenderse en conjunción con una tributación diferente y una vocación de consolidad la libertad individual como nunca antes en la historia. Además, la RBU implica una redefinición del entender de «trabajo» que nos permite evolucionar en consonancia con las condiciones del siglo XXI y con los derechos humanos más básicos. Y si, asimilado el proceso de cambio, la RBU será una motor de creatividad y actividad como nada antes hemos presenciado en la historia. Quizás algunos elijan quedarse en casa en el sofá viendo la tele, pero serán pocos. Con una RBU, hombres y mujeres eligirán el trabajo que desean hacer desde criterios diametralmente opuestos a cómo lo hacen hoy, no desde la necesidad, sino desde la libertad… y eso es una inyección de «creación» en el sistema, en el sentido más amplio posible. De hecho, somos incapaces de imaginar la dimensión de lo nuevo que la RBU provocará. Pero claro, para sentir lo anterior, hay que abrir la mente y ver más allá 😉 [PD: Por cierto, confundes actividad con empleo, especialmente en tu último comentario; la RBU permitirá que cada cual elija la actividad que desea… y si lo que desea es una actividad remunerada, entonces la llamaremos empleo; pero si elige una actividad no remunerada, entonces lo llamaremos distinto]. De nuevo, gracias por tu interés.
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