Tres razones de sentido común para NO emprender
14/01/2013 | carlosgoga | emprender | No hay comentarios
Hoy he visto un ratillo la televisión y me he tropezado, en un simple espacio de publicidad, con dos anuncios que invitan a emprender ¡Ni más ni menos que dos anuncios en TV, firmados por dos grandes empresas españolas, afirmando que emprender es ‘la opción’ y que la ayuda que necesitas está a tu alcance! Aunque son muchas las razones que pueden llevar a alguien a emprender, hoy quiero destacar tres razones fundamentales para NO emprender y dejar las cosas como están. No persigo ser un aguafiestas, ni mucho menos. Mis ambiciones son más simples, ya que sólo pretendo añadir algo de sentido común del básico en una decisión tan trascendental como EMPRENDER, o iniciar una actividad empresarial en primera persona.
1. Quienes te invitan a emprender no son de fiar
La gente que te invita a emprender utilizando un gran amplificador, sea éste el de una gran empresa, una entidad financiera o una administración pública (sea el gobierno central, regional o municipal), no son de fiar. Y no son de fiar por muchas razones. Destaco tres. Primera y fundamental, porque la crisis económica y social en la que estamos inmersos es, ante todo, una crisis gestada y alimentada por ellos (desde la irresponsabilidad) y que estamos pagando todos los demás. Segunda e igual de fundamental, ellos no tienen ni idea de qué significa emprender porque ni lo han hecho nunca ni lo harán nunca. No saben de qué hablan y simplemente se han apuntado a una moda que abandonarán tan pronto como les convenga. Tercero y último, la ayuda que te brindan es una ayuda condicionada e incompleta, como esa mano que te ayuda a levantarte pero que te abandona e incluso te empuja ante la más mínima dificultad.
2. Emprender con éxito requiere de un entorno amistoso y favorable que no existe
El entorno en el que nos movemos no es el adecuado para emprender. La fiscalidad es más alta que nunca, tanto a nivel de consumo (IVA) como a nivel de trabajo (seguridad social y autónomos). El crédito no existe ni para la inversión ni para el circulante. Los bancos sólo están preocupados de lo suyo, que es la gran deuda que arrastran, y no prestan ni por activa ni por pasiva. Además, cualquier proveedor exige pago al contado o avales bancarios, situación que dificulta enormemente cualquier pretensión de financiar el circulante. Y la demanda, o el consumo, está por los suelos: por un lado, las familias y las pequeñas empresas están rozando niveles de subsistencia; por otro, las grandes empresas y las administraciones públicas están inmersas en proyectos de reducción de inversión y gastos tan draconianos como caprichosos. Esto, de partida, se traduce en que los costes iniciales son altos, los recursos escasos y las probabilidades de ingreso muy bajas. Quizás hayas escuchado que la mano de obra es barata, y esto es más cierto hoy que ayer, pero eso también significa que es muy resbaladiza; tal cual la coges, se escurre y se escapa. Basar un proyecto en mano de obra barata lo hace muy inestable. En resumen, riesgo máximo, tanto en lo económico como en lo financiero.
3. Emprender, así sin más, es el mejor camino para arruinarte y quedarte sólo con rapidez
Las consecuencias de fracasar en una iniciativa empresarial son, en nuestro querido país, unas consecuencias fatídicas. Emprender se traduce, casi de manera inmediata, en arriesgar todo lo que tienes y todo lo que tendrás. Ya hemos aprendido, por el camino del drama y de los desahucios, que firmar una hipoteca es una actividad de máximo riesgo. Pues al emprender, casi de facto asumes un riesgo equivalente, pero sin vivienda. Te lo juegas todo desde el mismo momento que entras en contacto con Hacienda, la Seguridad Social, las Administraciones locales y los bancos. Hay una gran mentira instalada en el sistema legal que se llama Sociedad de Responsabilidad Limitada. Por el nombre, uno puedo pensar que acota riesgo al emprendedor empresario. Pero no es así. La responsabilidad, en tanto que administrador (que es el rol que le toca al emprendedor) es ilimitada y muy difícil y cara de gestionar. Además, la situación actual requiere de avales bancarios para todo, y ya se sabe, una vez firmas con un banco… mal asunto. Hoy por hoy, emprender con pocos medios, o sin medios suficientes, supone un riesgo equivalente a firmar una segunda hipoteca sin tener trabajo.
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Si tienes tentaciones de emprender y arrancar una iniciativa empresarial por tu cuenta, piénsatelo dos veces. Y si aun así sigues con la intención de emprender, piénsatelo dos veces más. Cuando llegue ese momento en que sabes, sin duda alguna, que el siguiente paso que tienes que dar en la vida es emprender, entonces hazlo.
Pero hazlo desde el convencimiento íntimo de que es lo que realmente tú quieres hacer, que nada tiene que ver con lo que te dicen otros y que no te sientes empujado a ello; hazlo desde la certeza de que las dificultades que tendrás que superar son muchas más de lo que anticipas; y hazlo desde la entereza que requiere el saber que te lo juegas todo, incluso aquello que nunca pensaste que querías apostar y poner encima de la mesa.
Etiquetas: crisis, emprendedor, empresario, oportunidad