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Blog de Carlos Goga

Ese «discurso de graduación» que me hubiese encantado escuchar

04/06/2023 | | cambio, educación | No hay comentarios

¡Queridos graduados, todos y todas, aunque hoy me dirijo especialmente a quienes habéis realizado el doble grado de Periodismo y Relaciones Internacionales! Habéis logrado algo que solo unos pocos logran. Pero antes de que seáis devorados por el gigante llamado «vida real», quiero ofreceros algunos consejos y, si me lo permitís, también unos cuantos chistes para alegrar el ambiente.

Primero y, ante todo, quiero ofreceros mis más sinceras felicitaciones. Ayer fuisteis las flamantes estrellas del momento, luciendo trajes y vestidos elegantes que apenas ocultaban las ojeras de las largas noches de estudio y las manchas de café derramado. Habéis superado las pruebas y tribulaciones de este gigantesco castillo de conocimientos. Estabais ahí listos para recibir vuestro título, ese diploma que certifica que, efectivamente, sabéis algo.

Pero ahora, permitidme compartir con vosotros una verdad un tanto menos agradable. A medida que os adentráis en el vasto mundo que existe más allá de los muros de la Universidad, o mejor dicho, más allá de los muros que la Universidad ha erigido en vuestras mentes y vuestros cuerpos, descubriréis que muchas de las cosas que habéis aprendido ya son obsoletas y no sirven para nada. Que son cosas que pesan en vuestra mochila y que mejor pararse, sacarlas y dejarlas atrás.

Y ahora ¿Cómo estáis? ¡No, de verdad, cómo estáis? ¡Porque si os encontráis ahí sentados, tan tensos como durante los exámenes finales, ya hemos empezado mal! Pero tranquilos, hoy no hay examen. En cambio, hay algo que me gustaría examinar con vosotros: vuestro pasado y vuestro futuro.

Habéis pasado un buen tiempo en esta venerable institución, la universidad, un lugar de antiquísima tradición. Algunos podrían decir que es tan medieval como los calcetines que dejasteis sin lavar en la residencia durante el primer semestre. Pero ¿qué nos enseña esta institución medieval? Para algunos, parece un reino mágico lleno de conocimientos y sabiduría. Para otros, es un lugar confuso lleno de desafíos y aburridas tribulaciones. Y para aquellos de vosotros que os quedasteis atrapados en la pantalla del ordenador durante la pandemia del 2020, seguramente sea una mazmorra llena de terror. Pero lo que debéis recordar es que la universidad, al igual que muchas otras instituciones sociales, tiene una estructura y procesos que son muy poco relevantes para la vida fuera de sus muros. En otras palabras, ¡dejadla atrás! Así es, olvidad las horas de estudio, olvidad las asignaturas que nada tienen que ver con la vida y, sobre todo, olvidad el pánico que os invadía antes de cada examen. Como ya habréis descubierto, la vida no se estructura en semestres y los retos no vienen en forma de lista de preguntas con una guía de estudio adjunta. Aunque esta época en la universidad siempre tendrá un lugar especial en vuestros corazones, debéis aprender a vivir sin ella y dejadla en el pasado.

¡Pero, hablemos de los profesores! Esos magníficos y eruditos maestros que os han guiado a lo largo de vuestros estudios. Recordad sus sabios consejos y enseñanzas, pero tomadlos como si fueran tequila, con una buena pizca de sal. Porque, a pesar de su sabiduría, muchos de ellos no han salido del mundo académico desde que Nixon era presidente. Y aunque se consideren expertos en sus respectivas disciplinas, su experiencia práctica se limita a los tres lugares de la ciudad que conocen bien: su casa, la universidad y la panadería de la esquina. Y no olvidéis a ese otro profesor que aún cree que el café de la máquina de la facultad es lo mejor que hay. ¡Esos profesores deberían salir más de vez en cuando!

Hablando de lo que os han enseñado y lo que habéis estudiado, me temo que ha llegado el momento de enfrentaros a la cruda realidad. La mitad de lo que habéis aprendido no os sirve de nada en la vida real. Y lo peor de todo es que nunca sabréis cual mitad es. Sí, lo sé, suena un poco deprimente. Es como descubrir que toda la comida en la cafetería de la universidad está hecha de tofu. Pero no os preocupéis, no todo está perdido. Aprenderéis a discernir lo útil de lo inútil. Es sólo cuestión de tiempo. Al igual que sabéis que la salsa de tomate mancha una camisa blanca, aprenderéis qué conocimientos os sirven y cuáles no.

Y en cuanto a las dinámicas de asignaturas y las evaluaciones individuales obligatorias a través de exámenes, dejadme recordaros algo que seguramente ya sabéis: la vida no es un examen. No hay preguntas claras y definitivas, ni respuestas correctas e incorrectas. La vida es más como una fiesta de disfraces, nunca sabes lo que te vas a encontrar.

Entonces, ¿qué es lo que os lleváis realmente de todo esto? ¿Un diploma, unas pocas canas y unas deudas de préstamos estudiantiles? Bueno, hay algo más.

Primero, ese título que tenéis ahora es como una llave maestra social. Es un pase de entrada exclusivo a muchas oportunidades. Cuando la gente vea «Graduado» por partida doble en vuestro curriculum, junto a vuestro nombre, os mirarán de otra manera. Pero cuidado, no intentéis usar vuestros títulos como tarjetas de crédito en el supermercado o como monedas para pagar el autobús. No funciona, lo sé por experiencia.

En segundo lugar, tenéis una red de contactos invaluable. Vuestros compañeros de clase son vuestra red de contactos más poderosa y accesible. Y a diferencia de las redes sociales, ellos no os bloquearán si publicáis fotos embarazosas de vuestro próximo viaje. Aseguraos de mantener esta red de contactos bien lubricada con reuniones, cenas y, por supuesto, con vuestros increíbles mensajes que dicen “te quiero”, “me gustas” y “veámonos pronto” en las aplicaciones de moda. Y, aunque a veces estas «amistades» hayan sido más dramáticas que un capítulo de ‘Juego de Tronos’, recordad siempre que sois más fuertes juntos y que la frase «el que tiene amigos, tiene un tesoro» es más cierta de lo que pensabais.

Además, habéis adquirido una comprensión general de vuestras disciplinas. Es como después de ver una serie de Netflix de 8 temporadas: no recordáis todos los detalles, pero tenéis una idea general de la trama. ¿Alguien recuerda el nombre del primo del personaje secundario de la tercera temporada? Sí, yo tampoco. A diferencia de «Juego de Tronos», esperamos que vuestro final sea mucho más satisfactorio.

También habéis descubierto qué os gusta y qué no os gusta. Al igual que cuando probasteis por primera vez la comida de la cafetería y descubristeis que el «misterioso guiso del chef» no era lo vuestro. Este autoconocimiento es invaluable. Pero lo más importante de todo, es que habéis descubierto lo que NO os gusta, algo fundamental para encontrar vuestro camino en la vida y evitar las trampas que os harán tristes y aburridos. A veces, es más importante saber lo que NO queréis que lo que SÍ queréis. Como cuando te preguntan si quieres más tequila después de la tercera ronda. Descubrir lo que “NO nos gusta porque NO nos conviene” es un arte que todos deberíamos dominar.

Estos años también os han enseñado una lección importante: el aprendizaje es un ciclo constante de olvidar y volver a aprender. Como cuando olvidáis la contraseña del wifi de la universidad y tenéis que restablecerla una y otra vez. O como navegar por las actualizaciones de software de vuestro teléfono. Justo cuando os habéis acostumbrado a una versión, sale otra nueva. “Aprender para olvidar y reaprender” es una habilidad esencial. Y habéis tenido mucho entrenamiento en esto. Repito, esto no es un defecto, es una gran habilidad. En un mundo que cambia tan rápido que incluso las películas de ciencia ficción se vuelven obsoletas, la capacidad de adaptarse y aprender constantemente es más valiosa que el oro.

Y finalmente, os lleváis un tesoro de recuerdos y experiencias que os servirán de inspiración en la vida adulta. Como aquel semestre en el que decidisteis formar una banda de música o iros de Erasmus, a pesar de no tener ni idea de cómo tocar un instrumento o de cómo preguntar dónde está el baño en alemán. Esos son los recuerdos que os harán sonreír en los años venideros. Recread estas experiencias de juventud, actualizadas y ampliadas en cada etapa de la vida. Inventad nuevas tardes de estudio en algún lugar que os recuerde la biblioteca. Cread nuevas noches de fiesta como si aun estuvierais de Erasmus. Porque eso es lo que os dará fuerza y coraje para enfrentar los desafíos del mundo real. ¿Recordáis esa vez que tuvisteis que hacer una presentación en clase con solo dos horas de sueño y una taza de café? Eso, queridos jóvenes, es una premonición de gran parte de lo que os espera.

Pero todavía hay muchas cosas que no os han dicho y que tendréis que descubrir por vosotros mismos. Cosas que os sorprenderán, os asustarán, os harán reír y llorar. Cosas que os harán sentir vivos.

Vivimos en un mundo donde la Inteligencia Artificial ha cambiado las reglas del juego en tan solo 6 meses. Os enfrentaréis a retos y oportunidades para los que ni siguiera tenemos nombres. ¿Os imagináis teniendo que entrevistar a una IA para una historia? «Entonces, señor Robot, ¿cómo se siente al respecto?». O tal vez en el futuro, los acuerdos internacionales no serán escritos por internacionalistas y abogados, sino por robots. «Hola, soy RoboWriter3000, y éste es el mejor acuerdo para el día de hoy…» ¿Podéis imaginarlo? Al menos, no tendréis que preocuparos por las faltas de ortografía. Recordad lo que ya sabéis: la tecnología avanza tan rápido que el teléfono nuevo que lleváis en el bolsillo es prácticamente una antigüedad. Por cierto, sabed que no es un teléfono, sino que lleváis siempre con vosotros un superordenador de bolsillo conectado a la red de ordenadores más grande que podáis imaginar. Y eso, bien utilizado, es un gran superpoder.

Tendréis que aprender a distinguir entre lo obsoleto y lo nuevo. Como cuando intentáis conectar vuestro nuevo iPhone a un viejo cargador de la universidad y os dais cuenta de que no encaja. Es decir, tenéis que despediros definitivamente de cosas como el Word de toda la vida y los WhatsApp, y dar la bienvenida a la era de la Inteligencia Artificial y la comunicación asistida y ampliada en tiempo real. La buena noticia es que no tendréis que despediros de las cafeterías, porque seguirán siendo el lugar ideal para despejar la mente.

También es importante que aprendáis a equilibrar vuestro esfuerzo. En la universidad, parece que hay que darlo todo, pero en la vida real no siempre es necesario ni saludable. A veces, habrá que quemar las pestañas y otras veces será mejor relajarse y disfrutar de un buen libro, tomar unas cañas o hacer un maratón en Netflix. Recordad, habrá veces que será mucho mejor prepararse para el 5 y no pretender sacar un 10. A veces, la vida es como un maratón; otras veces, es como una carrera de velocidad.

La maestría del trabajo en equipo es esencial. Aunque tengáis la experiencia de esos proyectos de grupo donde había uno que parecía estar en un equipo por sí mismo. La colaboración y el respeto mutuo son vitales. Recordad, una orquesta puede tener los mejores músicos y un director que los coordine, pero si no se entienden y colaboran, solo producirán ruido. Y creedme, hay mucho ruido ahí fuera del que no querréis participar.

Y muy importante, debéis aprender a poner límites. Como cuando vuestro compañero de cuarto ruidoso quería hacer una fiesta la noche antes de un examen. Recordad, está bien decir «no». Es esencial que aprendáis a deciros «no» a vosotros mismos y a los demás. Esto es especialmente útil cuando vuestro jefe os pide que trabajéis durante el fin de semana. Cuando ocurra, miradlo como a al compañero de piso que os pide que limpiéis su desorden. No tenéis que aceptar todo lo que se os pida. NO a ese trabajo, NO a ese jefe, No a esa empresa, NO a ese impacto. Aprended a poner límites. Practicar decir «no» cuando sea necesario. Después de todo, no queréis terminar como ese compañero de clase que siempre se quedaba haciendo el trabajo que nadie quiere hacer ¿verdad?

Finalmente, quiero hablaros sobre algo de vital importancia: la autogestión, especialmente en vuestro bienestar emocional y mental. En un mundo lleno de distracciones, es crucial que aprendáis a gestionar vuestra atención. Es fácil perderse en el ruido constante de las noticias y las redes sociales. Pero recordad, vuestra atención es valiosa y merece ser cuidada. Nadie os lo ha dicho aún, pero vuestra atención es la “brújula” que os ayudará a encontrar el camino correcto y, ahí fuera, hay toda una industria de ladrones de brújulas. No dejéis que os roben vuestra brújula.

En la universidad, solíamos estudiar hasta tarde, beber café como si no hubiera un mañana y preocuparnos por cada pequeña nota. Pero fuera de aquí, debéis aprender a cuidar de vosotros mismos. A hacer ejercicio, a comer bien, a descansar, a meditar. A tomaros un momento para respirar y sonreír y recalibrar vuestra brújula.

Deberéis también elegir la intención y la actitud más conveniente y beneficiosa. Y no, no estoy hablando de elegir entre ser un Gryffindor o un Slytherin. Estoy hablando de elegir ser amables, pacientes y comprensivos. De mantener siempre la curiosidad, especialmente ante lo conocido. También ante lo desconocido. De elegir trabajar duro y de tomaros tiempo para relajaros y disfrutar.

Porque, al final del día, eso es lo que realmente importa. No los títulos que tengáis ni los empleos que consigáis. Lo que realmente importa es que seáis felices, que os sintáis realizados y que hagáis del mundo un lugar mejor. El autodescubrimiento y la autogestión son un viaje, no un destino. Así que os animo a embarcaros en este viaje con una curiosidad y dedicación aún mayores que las que habéis mostrado durante vuestros años en la universidad. Y cuando las cosas se pongan difíciles, recordad siempre reíros, incluso de vosotros mismos. Porque un día con risas es el mejor remedio para cualquier situación.

Así que, mientras dejáis atrás estas antiguas murallas y salís al mundo, os insto a que lo hagáis con alegría, coraje y amor. Recordad siempre vuestras raíces, recordad siempre las risas y las lecciones aprendidas. No tengáis miedo de cometer errores, de caer y levantaros, de explorar y descubrir. Pedir ayuda y ofrecerla. Porque, al final, todo esto es lo que significa ser humano.

¡Felicidades de nuevo, ahora personas graduadas! Me emociona ver el futuro que tenéis delante. Espero y deseo que cada uno de vosotros sea un faro de cambio en este mundo tan confuso y caótico, tan en constante evolución. ¡Salid y abrazad el mundo! ¡Vuestro futuro os espera! Y lo mejor de todo, ¡vuestro futuro será lo que vosotros mismos elijáis que sea! ¡No lo olvidéis nunca! Como escuché hace tiempo: “La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo!”

Etiquetas: amor, historias, innovación, nuevo trabajo, oportunidad

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