Tu eliges: paro o amor. O la respuesta de nuestra sociedad ante la innovación tecnológica
08/02/2012 | carlosgoga | cambio, educación, nuevas tecnologías | No hay comentarios
Imaginemos una comunidad rural tradicional. Hombre y mujeres viven de la agricultura. Apenas hay excedentes, así que cada mañana, día tras día, se levantan y acuden al campo a trabajar. De sol a sol, aran, siembra o cosechan según la estación del año y el cultivo. Su sustento es el campo. Y al campo se entregan.
Imaginemos ahora que en esa comunidad vive un individuo especialmente curioso e inquieto. Su curiosidad y su inquietud es tal que dedica noche tras noche a desarrollar un ingenio con el que soñó. Un ingenio que ara, siembra y cosecha. Un ingenio que es capaz de realizar él solo todo el trabajo al que se entregan los hombres y mujeres de la comunidad.
Imaginemos que llega ese día en que el ingenio, al que llaman “máquina”, ve la luz. Nuestro individuo curioso e inquieto presenta al Consejo de Ancianos de la comunidad su máquina y descubren, atónitos todos, que ya no necesitan trabajar. Gracias a la “máquina”, hombres y mujeres pueden no trabajar. El trabajo de arar, sembrar y cosechar ya no es necesario. La “máquina” puede arar, sembrar y cosechar con apenas la dedicación de un conductor y el respaldo de un reparador.
“El universo”, concluye el Consejo de Ancianos tras sus deliberaciones, “ha bendecido la comunidad enviando esta “máquina” mágica que nos libera de trabajar. A partir de este momento, los hombres y mujeres de la comunidad podrán entregarse al juego, a las artes y a la familia sin tener que ocuparse del campo. Podrán dedicarse a hacer lo que aman y cultivarse para amar lo que hacen. Damos por inaugurada una nueva época: la época del amor”.
Este pequeño cuento simplifica una situación a la que nuestra sociedad se ha enfrentado y se sigue enfrentando de manera permanente. Una tecnología aparece y un trabajo en particular se automatiza. Quizás no sea tan evidente como en el cuento, pero el efecto es exactamente el mismo. Lo que antes ocupaba a miles de personas, ahora apenas requiere del trabajo humano.
Pero hay una gran diferencia entre cómo reacciona la comunidad en el pequeño cuento y cómo reacciona nuestra sociedad. Y qué mejor manera de ilustrar esa diferencia que buscando un final alternativo. Quizás, con un dictamen del Consejo de Ancianos acorde con la respuesta habitual en nuestra sociedad.
“El universo”, podía haber concluido el Consejo de Ancianos, “ha maldecido a la comunidad enviando esta “máquina” diabólica que nos ha quitado el trabajo. A partir de este momento, los hombres y mujeres de la comunidad se han quedado sin trabajo porque ya no son necesarios en el campo. Tendrán que engrosar las filas del paro, su destino será vagar y vagar hasta que encuentren qué otra cosa hacer y la amenaza del hambre planeará sobre sus cabezas. Damos por inaugurada una nueva época: la época del paro tecnológico”.
Ya, ya veo la sonrisa reflejada en tu rostro. Pero para mi no hay dudas. Ha llegado el momento de cambiar la respuesta que damos en nuestra sociedad ante la innovación tecnológica. O buscamos respuestas que nos acerquen cada vez más al final feliz del cuento, o cambiamos el objeto de innovación y en lugar de innovar sobre procesos que afectan el trabajo, empezamos a innovar sobre las instituciones que deciden sobre cómo se reparte el trabajo. Por cierto, ¿alguien conoce alguna de esas instituciones?
Ya, ya sé que simplifico mucho las cosas. Ya, ya me conozco el argumento tradicional de que se crean nuevas industrias y nuevos puestos de trabajo. Pero ¿y si ya no fuese así? ¿Y si no queremos que sea así?
Etiquetas: crisis, cuentos, indignado, innovación