El ocaso de las tres falacias del emprendimiento
20/12/2012 | carlosgoga | emprender | No hay comentarios
Durante todo el 2012 que ahora acaba, he estado investigando, trabajando y dando clases con y para emprendedores y empresarios, empresarios y emprendedores. Por un lado, me siento agradecido con todos ellos por dejarme participar de sus proyectos y de sus esfuerzos, a veces también de sus éxitos, tan necesarios como difíciles en los tiempos que nos toca vivir. Por otro lado, un destello de alegría me alcanza cuando reconozco con claridad las tres tendencias que se están produciendo, tendencias que poco a poco ponen fin a las tres falacias del emprendimiento, tan extendidas como proclamadas (o ocultadas) por lo que denomino ‘el circo del emprendedor’. Me explico.
1. LA INTENCIÓN DEL EMPRENDEDOR
Por razones tan estructurales como obvias en nuestra sociedad, el ‘dinero‘ es oficialmente la primera y única “intención” para emprender. La mayoría de los que inician una actividad empresarial ‘con ambición’, cuando les preguntas por las razones que les mueven, confiesan aturdidos con un simple ‘ganar pasta’. Algunos, especialmente en el sector de la tecnología, buscan insistentemente ‘dar el pelotazo’. Aunque, reconozco, lo enuncian con palabras algo más sofisticadas como ‘vender a una gran empresa’, ‘tener una salida exitosa’ o ‘convertirse en líderes de un sector desde una innovación disruptiva’.
Sin embargo, poco a poco veo como una nueva generación de emprendedores elije una “intención” más humana, más noble. Por un lado, encuentro emprendedores que persiguen contribuir ‘el bien común’ de la sociedad. Por otro, descubro iniciativas que ofrecen su ‘don creativo’ al mundo para hacer de nuestra sociedad un lugar más bello, amoroso y divertido.
2. LA MEDIDA DEL ÉXITO EN LA INNOVACIÓN
Muchos de los proyectos innovadores de emprendedores buscan con mucho empeño el éxito empresarial. Y aunque no debería de ser así, siempre me sorprendo cuando la traducción terrenal de ‘éxito empresarial’ se traduce como ‘vender’. Pero no hablo de vender productos y servicios, sino de venderse a una ‘gran empresa’ o vender parte de la propiedad a un ‘socio financiero institucional’. Dicho de otra manera, la sociedad les ha abducido para que entreguen ‘en bandeja de plata’ los frutos de su talento y su esfuerzo a otros, los de arriba, los de siempre, y que contribuyan así a la permanente concentración de riqueza y poder en manos de unos pocos.
Pero aquí también aprecio cambio. Cada vez más, me encuentro con emprendedores que entienden como éxito simple y llanamente la construcción y el disfrute de ‘su proyecto vital’. Individuos que eligen vivir el éxito no al final del camino, vendiendo, sino durante el camino, compartiendo su proyecto con los demás y celebrando los pequeños pasos. Individuos que no ambicionan el vender de ‘venderse’ sino que persiguen el ‘vender’ como concreción del compartir.
3. LOS RIESGOS DE EMPRENDER
Poco se habla de los riesgos de emprender. O de la cara oculta y sombría del emprendedor. La oficialidad del sistema omite, o esconde, la dificultad vital a la que se enfrenta cualquier emprendedor, especialmente en esta España nuestra. Bien lo sé yo que lo he sufrido en carne propia. Porque emprender acaba siendo un ‘juego del todo o nada’. Y como el todo pocas veces se presenta, es el ‘nada’ lo que ocupa el lugar. Quizás sea la confusión de la mal llamada ‘sociedad de responsabilidad limitada’ que, en verdad, esconde una responsabilidad ilimitada en el momento en que eres administrador o te ves en la tesitura de avalar personalmente una deuda. Quizás sea la confusión del mal llamado ‘garaje’ que, aunque en verdad significa empezar con lo puesto, en realidad incluye empezar tu devenir con una relación de saldo negativo con la administración pública (léase Hacienda o la Seguridad Social). Quizás, lo sé, quizás hay muchos otros quizases. Tantos, que en la mayoría de los casos el individuo acaba atado a un proyecto moribundo del que no puede escapar, cual ‘esclavo’, o acaba desahuciado personal y profesionalmente, sin nada en el presente y sin opciones de futuro.
Pero cada vez somos más los que trabajamos por conseguir que el individuo conozca y gestione de manera férrea los riesgos externos a los que se enfrenta. Porque sólo desde la consciencia, desde el darse cuenta y desde la gestión activa, la persona emprendedora es capaz de mantener su ‘libertad individual’ y esquivar con agilidad las muchas trampas del camino.
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Cuando en mi devenir diario se cruzan individuos de la segunda especie, hombres y mujeres emprendedores de bien, aquéllos que persiguen ‘impactar en positivo’; aquéllos que hacen del acto de emprender su ‘proyecto vital’ que compartir y celebrar; aquéllos que conocen las trampas que la sociedad les tiene puestas y que las esquivan con agilidad… entonces les aplaudo, les ofrezco mi ayuda y mi apoyo y disfruto recordando que cuando es así, magia del universo, las fuerzas alrededor del individuo emprendedor empiezan a alinearse, su camino se allana y todos, como miembros de la sociedad, empezamos a sentir que estamos un poco mejor.
Etiquetas: emprendedor, empresario, innovación, mentiras