Historia para recordar, historia para no dormir
16/11/2012 | carlosgoga | crisis | No hay comentarios
Me gusta la historia. Me gusta, sobre todo, desde la curiosidad saciada por el devenir de situaciones que seguramente fueron complejas y que la historia presenta como simples. Si, me gusta la historia y este gusto mío lo alimento con novelas históricas, cine histórico y revistas de historia. A veces, también, con conversaciones sobre situaciones o anécdotas históricas.
Hoy, vista la situación de crisis que estamos viviendo – y visto lo irracional del comportamiento de algunos personajes -llegan a mí, de manera caprichosa, tres capítulos muy concretos de nuestra historia que me hacen reflexionar y que comparto.
1. La expulsión de los judíos
Desde el simplismo más básico de la historia, suele haber una faceta de la expulsión de los judíos que siempre se minusvalora. Más allá de los componentes religiosos, sobre los que no me pronuncio, tenemos la expulsión del banquero. Porque la expulsión de los judíos siempre ha sido la expulsión del banquero. O sea, la expulsión de la sociedad de ese personaje avaro, usurero, frío e inhumano, ese que antepone el dinero y la deuda de dinero ante cualquier otro criterio, incluyendo la vida. Y qué mejor para sentir la condición del banquero que recordar a Shylock, el judío usurero de El Mercader de Venecia, el clásico de Shakespeare, tan bien interpretado en el cine por Al Pacino.
2. El nacimiento del protestantismo
Nuevamente, desde la simplicidad, podemos afirmar que el protestantismo surge cuando el catolicismo se rompe en dos. La manera directa de explicar esta ruptura se denomina La Reforma y tiene un alto componente doctrinal. Nuevamente, la religión de por medio. Sin embargo, el protestantismo surge ante el rechazo frontal, visceral incluso, de una parte de la sociedad alemana ante la corrupción desbocada y sistémica de la Iglesia y del Papado de la Roma de los siglos XV y XVI. La historia de Los Borgia, tan intensa en asesinatos y guerras, incestos y orgías, sobornos y dinero, bien nos permite saborear el nivel de degeneración institucional e individual que se llegó a dar y que provocó la ruptura.
3. La segunda guerra mundial
Explicaciones sobre este conflicto bélico seguro que hay y muchas. Simplificando, de nuevo, podemos afirmar que una razón fundamental fue la intención de los dirigentes alemanes de imponer criterios políticos y económicos sobre otras naciones y territorios. Algo tan fácil de escribir se llevó por delante más de 50 millones de almas. Basta con mencionar a Hitler, el nazismo y la raza aria para rememorar, con espontaneidad y facilidad, las situaciones que se crearon.
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Simplificado así, quizás, quien sabe, el momento actual evolucione hacia un ‘gran hecho histórico’. La condena y expulsión del banquero, personaje avaro, frío e inhumano que antepone la deuda y el dinero ante la vida. La ruptura territorial en Europa por el rechazo visceral del norte ante instituciones e individuos que practican la corrupción desbocada y sistémica en el sur. La colisión institucional y el conflicto bélico por la intención de algunos dirigentes de imponer criterios políticos y económicos sobre naciones y territorios vecinos.
Lo hemos oído muchas veces. La historia siempre acaba repitiéndose. Más nos valdría recordarla más a menudo y estudiarla y aprender de ella para evitar las sombras y el dolor.
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