La economía colaborativa: diferencias y actitudes
05/12/2014 | carlosgoga | economía colaborativa, otra economía | 3 Comentarios
Muchos se habla en los últimos meses de la economía colaborativa. Y sin dudarlo, está bien que se hable. Ayer mismo estuve en la presentación del documental #compartirmola presentado oficialmente en Madrid. Necesitamos socializar todo el conjunto de nuevas propuestas que nos llegan bajo el paragüas de la «economía colaborativa». Necesitamos entender bien qué iniciativas se enmarcan bajo esta nueva manera de enfocar parte de nuestra economía y distinguir aquellos matices, o no tan matices, que se esconden detrás.
Para quien no estéis familiarizados con este tema, presento cinco enlaces de interés:
- la charla en TED de Rachel Botsman bajo el título The Currency of the New Economy is Trust
- un artículo publiado en The Economist bajo el título de The Rise of the Sharing Economy
- la noticia publicada en Cinco Días bajo el título «Nace en España la primera asociación de empresas de economía colaborativa«
- el artículo publicado en Yorokobu bajo el título «Las economías que el PIB no puede medir«
- la página web del documental #compartirmola presentado oficialmente en Madrid.
Puedo compartir (que de eso se trata) que el foco principal de la «economía colaborativa» está en estos momentos en el «consumo colaborativo«. De hecho, es tan así que muchas veces ambos términos se utilizan sin distinción. Y esto nos lleva a una reflexión muy conveniente, porque cuando hablamos de «economía» no solamente hablamos del «consumo», sino también de la «producción» y del lugar en que ambos, consumo y producción, se encuentran, el «mercado».
Hago esta distinción porque es bien cierto que la definición actual de «economía colaborativa» incluye siempre «consumo» y habitualmente «producción»: tanto el uno como el otro está en manos de los usuarios, ciudadanos, viajeros, etc… que se organizan para «compartir» lo que tienen, desde la confianza y sin ánimo de lucro.
Sin embargo, no siempre es así. A veces quien «produce» es una empresa a la antigua usuanza. Y el «mercado» es de propiedad privada y está representado por las empresas que viabilizan las plataformas tecnológicas sobre las que descansa el «compartir». En estos caso, la «oferta» y el «mercado» no son ni mucho menos colaborativos; son totalmente privados y responden a las reglas tradicionales de la economía capitalista.
Así que, en su versión actual, tenemos una «economía colaborativa» en la que los usuarios se prestan a «compartir» desde la «confianza» sin pretender un «beneficio» mientas que las empresas que lo gestionan se dedican a «maximizar el beneficio empresarial». Esta situación, contradictoria como es, la enmarco en que estamos aún en una primera fase de esta nueva economía. Porque lo suyo sería que las empresas alineasen sus objetivos con los usuarios y añadiesen componentes del «compartir», «confianza» y «sin ánimo de lucro» a su intención empresarial.
Os pongo dos ejemplos diferentes.
Primer ejemplo. La principal plataforma para compartir coche en España, hoy por hoy, es BlaBlaCar. Llevo dos años compartiendo mis viajes con otros pasajeros a través de ellos. Este verano introdujeron una serie de cambios y, entre ellos, un sistema de tarificación que ha resultado con creces abusivo. En algunos casos, la comisión que aplican supera el 20%. ¿Es esta una comisión aceptable? Los usuarios pensamos que no, tanto que hay múltiples iniciativas destinadas a sacar a BlaBlaCar de la intermediación. ¿Por qué ha ocurrido esto? Pues porque BlaBlaCar es una empresa de corte tradicional que ha aprovechado su posición dominante para «exprimir» el mercado. ¡Mal asunto! Necesitamos propuestas diferentes.
Segundo ejemplo. La plataforma de crowd-funding decana es españa es goteo.org. Conozco a Olivier y a Susana, sus promotores principales, desde hace años. Toda su actividad redunda en la Fundación Fuentes Abiertas y revierten los recursos que generan en todo tipo de proyectos que alimentan iniciativas pedagógicas y sociales. ¿Es esto diferencial? ¡Por supuesto! ¿Está en línea con la intención verdadera de la economía colaborativa? ¡Claro que si!
Situaciones hay muchas. Algunas incluso coinciden en sus propuestas.
Por un lado, tenemos AirBnB, start-up privada (estadounidense) que cotiza en Bolsa y domina las propuestas de compartir habitación, piso o casa y que intermedia con verdaderas ansias de beneficio. Por otro lado, tenemos coachsurfing, una iniciativa que tambiém pertenece a una empresa privada pero que está constituida como B Corporation, cuyos objetivos empresariales son más propios de una Fundación o una ONG que de una empresa privada convencional.
Llegado a este punto, quiero llamar la atención sobre tres aspectos relevantes.
Primero, me encantaría que quien legisle al respecto (incluyendo las fiscalidad de estas actividades) distinga entre los distintos agentes económicos que participan. Nada tienen que ver los usuarios, que son personas que desde la confianza ofrecen lo que tienen sin ánimo de lucro, con las empresas que gestionan las plataformas. Y de entre éstas, nada tienen que ver las que buscar «maximizar el beneficio» aprovechando su situación de dominio de mercado con las que buscan la sostenibildad económica y revierten en la sociedad todos sus excedentes.
Segundo, me encantaría que los poderes públicos facilitasen (de las muchas maneras que pueden hacerlo) la puesta en marcha de iniciativas colaborativas (llámese las «empresas» que «ofrecen» y los «mercados» que viabilizan) que estén alineadas con la verdadera intención de la economía colaborativa: «compartir» desde la «confianza» y «sin ánimo de lucro» más allá de la sostenibilidad económica del proyecto.
Tercero, me encantaría que como usuarios distingamos entre aquellas iniciativas que están más alineadas con nuestros intereses y elijamos sabiamente, con la sabiduría del que saber elegir aquello que más le conviene y que quiere que perdure.
Si lo anterior ocurre, y ese es mi deseo, estaremos mucho más cerca de #lovetopía y de su sistema económico, basado en una economía colaborativa más pura, y avanzaremos todos por el camino del corazón.
Etiquetas: corazón, econo, oportunidad
3 Comentarios
Guía de recursos para emprendedores, empresarios y estudiosos de una nueva economía « Clase Creativa « Blog de Carlos Goga on marzo 14th, 2017
[…] La economía colaborativa: diferencias y actitudes […]
Sobre el futuro del trabajo, Joaquín Nieto y el programa #ObjetivoTecnoRevolucion « Clase Creativa « Blog de Carlos Goga on junio 22nd, 2017
[…] y actualizar” (quizás hacia gig economy) para trascender el rechazo frontal que en los abusos y aberraciones de plataformas como Uber provoca en colectivos clave (como los […]
Decálogo sobre la economía colaborativa « Economía Colaborativa « Blog de Carlos Goga on octubre 9th, 2015
[…] Por supuesto, también hay agentes o empresas que organizan y operan el mercado desde una aproximación alternativa que bien podríamos definir como “colaborativa” por incorporar en sus premisas de propiedad, de gestión o de aproximación al beneficio algunos principios o intenciones propias de la economía colaborativa. Ejemplos que me vienen a la cabeza son couchsurfing o goteo.org. Pero esto ya lo traté en un post anterior (ver aquí: La economía colaborativa: diferencias y actitudes). […]